II
Guitarra de arcángeles
y tunantes en fuga
duende de zaguanes y aldabones
abrazados al ombligo de ninfas
aquiescentes.
Tú que siempre haz navegado
en las aguas pecadoras
de estos ojos engreídos,
anda abre tu puerta sonora
y dile a mi amada
que esta noche y mañana sábado
enterraré todas mis penas
en el pétalo ardiente de tus
melodías.
Guitarra de arcángeles
y tunantes en fuga
duende de zaguanes y aldabones
abrazados al ombligo de ninfas
aquiescentes.
Tú que siempre haz navegado
en las aguas pecadoras
de estos ojos engreídos,
anda abre tu puerta sonora
y dile a mi amada
que esta noche y mañana sábado
enterraré todas mis penas
en el pétalo ardiente de tus
melodías.
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