sábado, 26 de julio de 2008


VI

Guitarra quechua hablante
de San Sebastián
pascana de tunales
y bordones anclados
en
cruces de hojalata
y sueños libertarios.

Sudario de calicantos y
molles abanderados
que luengas murmuran
con el paso doliente
de estos suspiros atados
a tus trenzas.

Extiende tus melodías
maceradas en bolas
de coca y humos
penitentesen pentagramas
que navegan en el océano
de estos ojos abigeos
no hay corazón que deje
de amar tu voz
chicherías que no atesoren
las huellas de tu amante
capotraste y banderas blancas
en ristre.

De la Plaqueta: Guitarras de Huamanga


IV

Soy la guitarra ayacuchana
que peina alegrías
y agita el calzón a las tristezas.
mis venas riegan esperanzas
y mis sudores bañan sueños
imposibles.
Fogoncito de leña crepitante
que todas las noches abrazas
peroles de maíz blanco almíbar y
porongos de chicha de jora
¿Dónde se esconden esos dedos
tejedores de waynos y pasacalles?

Acaso no recuerdas que el diapasón
del trueno
forjó el yunque blanco de razuhuillca
y
tus dedos de cristal y estalactita?.
¿Díganme en que laberinto se
entretienen
o andan prisioneras las voces
de mi pueblo?

Tantas veces voces
voces que navegaron en odres
y alegrías sin parangón
en la muy noble Huamanga
y siempre jaranera.
coca quintucha
naipes verde de Belén Pata
de tunales y suspiros cómplices
tú que conoces mi vida y destino,
anda desensilla mis bordones.
es hora de bailar y cantar
en el ombligo de esta celosa noche.

De la Plaqueta: Guitarras de Huamanga


III

Nube que sigues mis pasos
lluvia que lavas mis penas
levaduras melancólicas que crecen
en el pecho ardiente de esta guitarra,
flameen en el viento y estos suspiros
canten y arrullen a la ingrata
que aún entretiene los recuerdos
de este árbol poblado de rocíos.

Díganle que también mis penas
son neblinas sonámbulas
que todas las noches bajan
a acostarse en tu regazo
posada de amores inolvidables.

Nube, nubecitas de Huamanga
lluvia, lluviecitas de mi tierra
larvas enamoradas y altivas
que no cesan de bailar
con los trinos de esta guitarra
ladrona de amor.

De la Plaqueta: Guitarras de Huamanga


II

Guitarra de arcángeles
y tunantes en fuga
duende de zaguanes y aldabones
abrazados al ombligo de ninfas
aquiescentes.

Tú que siempre haz navegado
en las aguas pecadoras
de estos ojos engreídos,
anda abre tu puerta sonora
y dile a mi amada
que esta noche y mañana sábado
enterraré todas mis penas
en el pétalo ardiente de tus
melodías.

De la Plaqueta: Guitarras de Huamanga


I

Canta guitarra, canta
canta a la llovizna de abril
canta a tus calles vestidas
de poesías y campanarios
jaraneros,
no tienes por qué llorar
tu voz no es sahumerio de pólvoras
ni tus venas han sido sembradas
para cargar cruces de retama.

Tu voz es la oración del pueblo
tus hebras sonoras siempre fueron
surcos de libertad y amor.

Canta guitarra, canta
canta a los rocíos del amanecer
canta a la vida que aún se mece
canta a la esperanza herida
que esta noche remaremos
los acerbos dolientes de los que partieron
sin decirnos un adiós.

Canta guitarra, canta
canta a Osmán del Barco,
a Taca Alvarado y Pio Cárdenas
a Nery y Raúl García Zárate
manantiales inagotables del viento
donde serpentean las yemas
de la prodigiosa lira ayacuchana.

Canta guitarra, canta
canta y agita tu bandera nupcial
que la sonrisa de los niños
y la bendición de las chaplas
que nunca faltaron encasa
nos abracen por siempre
con sus aromas de amor.

Del libro: Las Profecías de Horacio


Nada nos pertenece.
hasta la sangre
de nuestros héroes
la han convertido
en bosques rumiantes.
las plazas están llenas
de parlantes retóricos
donde la honestidad
todos los días agoniza.

En nombre de la democracia
nos hablan de austeridad,
de la moral
y tantas falacias.
Sin embargo, esta noche
las sábanas que utilizan
se convertirán en alforjas
de papel
para satisfacer el insomnio
dorado de los amigos
del señor presidente.

Y, tú
Maestro
apóstol de la resignación
hasta cuando seguirás
atizando
el fogón hiriente de la olla
vacía?.
¿Hasta cuándo abusarán
de tu paciencia?.

Del libro: Las Profecías de Horacio

Te acusarán de agitador
por reclamar en voz alta:
¡Educación gratuita para el pueblo!
¡libros y cuadernos para los hijos
de obreros, campesinos y desocupados!
y también pan para tus hijos.

Pregonarán que eres enemigo
de la paz y el orden público
simplemente por habernos
enseñado
a cantar el Himno Nacional
orlado de rocíos tristes.

Antes de que rompan la puerta
antes de que los proyectiles
te crucifiquen.
esta noche, debo lavar tus puños
esta noche quiero mecer tu canción
de cuna.
Esta noche, antes de que tus
húmeros dolientes
sean esparcidos al viento
déjame acariciar tu sonrisa de luz.

Del libro: Las Profecías de Horacio

Aquí mi señor
yo, entre cardos amarillos
y esquirlas lacrimógenas
encendiendo las luces del SUTEP.

Aquí mi señor, enfrentando
a las carrozas represivas y
chorros de aguas pestilentes,
sembrando levaduras en puños
alzados.
Aquí mi señor, acerando esta
HUELGA
con cincel, comba y palmas
agitadas.

No hay otra alternativa
la lucha es el único camino
para salvar nuestra dignidad,
que importa que los momios
y los traidores nos digan:
¡Huelguistas agitadores y
desestabilizadores?
agotada la paciencia, aquí mi señor
este apóstol, otra vez
recorriendo las calles.

Del libro: Las Profecías de Horacio

I

Inolvidable, señor del bastón
beso inagotable del arco iris
sueño de sueños que sonríen
en las pizarras del atardecer
eres agua, fuego y amor
que resplandece en mis recuerdos.

Maestro cesante y jubilado
bandera herida en la cima
señor del abecedario olvidado
aunque hayas dejado de caminar
en la vereda azul
esta noche, las escarapelas blancas
de tu sien
flamean en el volcán de mis oraciones.

Caminante pallador de almas tristes
luciérnaga vigilante y siempre
argentada de la vida
esta noche, deja que te proclame
como el amauta y gran curaca
de los linderos imborrables
de esta arcilla
que aún persiste en el humo blanco
de este escritorio
triste.

Del Libro Inèdito:MORIR EN AYACUCHO


Campanas de Huamanga
Din don, din don
abran paso,
las voces perleras
de Santo Domingo
han empezado
a acompasar
los presurosos pasos
de mi madre
que envuelta en su rebozo
de cachemira y su
monillo de Castilla
avanzan por las callecitas
empedradas
donde siguen trinando
las guitarras de Hatun calle
y Munay Pata.

Vuela, vuela presurosa
charanguera aurorina.
Allá vienen las ondas chillonas
de Santa Clara monacal,
ahí se acercan
con su alfombra de estrellas
y canciones metálica
a bendecir
los cansados pasos
de mi madre Alejandra.

Din don, din don
abran paso
son las campanas de
Huamanga
que han empezado a desfilar
con su manojo de lirios
por la vía láctea
de la eternidad.

jueves, 17 de julio de 2008

Del Libro Inédito: MORIR EN AYACUCHO


Mujer de Piquimachay


Mujer de Piquimachay
semilla multiplicada
del pacaritampu
barro ardiente
en truenos

Brisa inagotable
del Condorcunca
y rosas blancas
dormidas en las venas
del arco iris.

¿Dime desde cuando
empezaron a romperse
los tiernos cristales
de tus ojos de diosa andina?
¿en cuál de las diabólicas
decisiones
trocaron tus ignotos labios
en charcas de exclusión
e inequidades?


Del Libro Inédito: MORIR EN AYACUCHO


Un apagón más

¿Cruje el viento o la puerta?
estos versos bailan
al compás de las velas
afuera las ánimas desafían
el silencio cómplice
de estos pensamientos.

Es un apagón más,
(en esta bóveda sucia)
mis ojos son tolderas
y en las entrañas de este
nimbo
todo es posible, todo
hasta el tic tac del reloj
y el ulular friolento
de este insomnio
zumban como el zancudo
semejando las balas
traicioneras
que todas las noches vuelan
en las calles de Huamanga.

lunes, 9 de junio de 2008

Del Libro Inédito: MORIR EN AYACUCHO


Cielo azul de Huamanga

¡Ay! Cielo, cielo azul de Huamanga
pizarra irredenta de promesas
y batallas sin fin
cómo duelen estos osarios
sembrados en el polen de tu rostro.

¡Ay! Cielo, cielo azul de Huamanga
cima legendaria de juramentos
y confesionarios cómplices
de guitarras y cantos dolientes
en esta hora del ángelus
desde el tragaluz de estos recuerdos
sigo rezando por ti.

Del Libro Inédito: MORIR EN AYACUCHO


Ayacucho Inolvidable
Después de beber
el latido desnudo
de tus waynos y pasacalles
después de encender
las lámparas de Acuchimay
abrazado al viento
ya me voy, ya me estoy yendo
sin siquiera decirte adiós.

¿Cómo borrar estos rastros
que tantas veces se enredaron
en los pezones de tu ancestro?
¿cómo desatar estos nudos
que crecieron al pie
de tus arengas caudalosas?
ay, Ayacucho incomparable
troje de amores sin parangón,
quiera Dios reine por siempre
en tu pecho y en todos los altares
el latido invencible y generoso
de tu inquebrantable génesis
.